Y llegó la escayola
- noemi-delgado
- 6 feb 2020
- 2 Min. de lectura

Tras siete años dedicándome a la talla en madera, hace poco menos de dos semanas decidí pasar a la escayola. Un cambio de técnica; en vez de sustraer material e ir descubriendo la forma poco a poco, añadir escayola reforzada con caña y con estopa para componer la figura de forma más rápida y, he de reconocer, bastante más sucia y divertida. El verdadero motivo de este cambio fue ver cómo mi compañero de faenas comenzaba a modelar su obra en escayola dos semanas antes, y la envidia que tuve al ver todo lo que disfrutaba. Así que yo probé.
Una vez decidida la figura, para la cual me serví al final de modelo a mí misma (el hacerse fotos siempre es lo más rápido si ya sabes cuál es la postura que quieres hacer), se empieza preparando la estructura con cañas y con esparto, que al secar le dan un esqueleto muy resistente a la escayola. La preparación de la escayola es sencilla, agua y polvo de escayola poco a poco, dándole tiempo a que vaya empapando poco a poco y a que vaya espesando hasta tener la consistencia deseada. Y después, a mancharse las manos!


Y el resto ya es dejarse llevar. El volumen se va formando poco a poco, se trabaja rápido ya que la escayola seca enseguida, y la figura va pidiendo lo que le falta.
El tiempo se pasa volando.
La escayola al fraguar, al fraguar correctamente, se calienta. Y es una sensación muy curiosa el estar trabajando con la mezcla fría sobre una zona bastante caliente al tacto. La técnica ha de ser rápida, porque en el momento en el que la preparación de la escayola se endurece ya no hay vuelta atrás; ya no se puede licuar con más agua sino que es necesario preparar una mezcla nueva.
Y sin darte cuenta el saco de escayola va bajando de nivel y tu obra va pesando cada vez más y más. El levantarla para trabajar en zonas poco accesibles es un buen ejercicio de pesas...
Pero de la nada, de una humilde caña forrada de esparto, tras cuatro horas surge el cuerpo de una mujer:
Otra sesión más y esta mujer ya tiene cabeza y brazos. Proporciones más estilizadas. Y está lista para que el domingo que viene comience con una buena sesión de escofina para ir lijando y eliminando las partes más toscas y menos definidas.
Ha sido un flechazo, amor a primera vista. Por supuesto que en tan solo 8 horas no controlas ni muchísimo menos esta técnica, aunque lo rápido que he visto evolucionar a mi obra me ha convencido de que no va a ser la única y de que poco a poco me iré atreviendo con dimensiones mayores. A costa de comprar más sacos de escayola...
No he podido disfrutar más. Ya tengo ganas de que llegue el domingo que viene para ponerme manos a la obra y cubrirme de blanco enterita.
Arte. Pon arte en tu vida.
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