top of page

Oir y obedecer la voz de la naturaleza es la dicha suprema del artista.

Pregúntese, si quiere, a sí mismo si la obra le ha transportado a un mundo que antes no conocía. Si es que sí, ¿qué más puede pedir?, W. Kandinsky

2.jpg
3.jpg
1.jpg
9.jpg
5.jpg
4.jpg
7.jpg
6.jpg
8.jpg
bottom of page